sábado, 1 de noviembre de 2008

SEPTIEMBRE II

SEPTIEMBRE II
Curiosamente cuando ingresé en el hospital cuatro de mis cinco hijos estaban en Argentina por diferentes motivos, me hicieron emocionarme bastante cuando tres días después fueron entrando en mi habitación uno detrás de otro, sus gestos y sus miradas solamente decían una cosa : te queremos y te lo vamos a demostrar…
Cambiando de registro: entrar en un hospital es cambiar de mundo, casi diría que de dimensión… Los médicos, las enfermeras, los auxiliares, los enfermos forman un conjunto tan heterogéneo de personas y personalidades diversas que si te pones a observarlos tienes material de estudio para mucho tiempo. Yo me hice amiga de las enfermeras rápidamente, siendo buena y no protestando, que eso no les gusta nada y te ponen la etiqueta de protestona. El médico que me operó estaba encantado conmigo y cada día me iba liberando de una de las “putaditas” –yo las llamo así- que me tenía atada a la cama. A los cinco días ya no tenía sondas y eso me daba libertad para ir al baño sola - cargando con la percha de los sueros ¡ claro!, lo difícil, y esto sí que es una “putadita” bien gorda es orinar dentro de un frasco para que midan la orina que expulsas: un simple pipí se convierte en una complicación tremenda…
Mi hija mayor se reía desde fuera cada vez que escuchaba mis improperios en contra de tal norma. A los siete días me liberaron de todo y ni pastillas para dormir o para el dolor quise tomar ya que luego te acostumbras y es una rémora más a tus espaldas. Por las noches veía la tele con unos cascos de tres metros de largo - para no molestar- y todas las enfermeras que entraban se maravillaban de mi ingenio para entretenerme. Porque esa es otra , en un hospital no se puede dormir más de dos horas seguidas, cuando no son pitos son flautas pero siempre hay alguien que te pone el termómetro a las dos de la mañana o te viene a pinchar en un brazo a las tres…
Os juro que yo no pensaba para nada en mi enfermedad: estaba demasiado ocupada empapándome de todas las historias que me rodeaban, empezando por las de las dos compañeras que tuve (una detrás de otra)
La comida era lo peor, no es que fuera mala o poca es que - la verdad- no es lo mismo que en casa y no olvidemos que yo soy una estupenda cocinera…
Mis hermanos, mis hijos, mi santo esposo… venían todos los días a visitarme, aunque fuera un ratito, para charlar, para traerme libros o lo que necesitara, algunos para decirme directamente lo mucho que me querían, que lo recordase siempre
Aunque me gusta hacerme la dura estas cosas me emocionaban enormemente, tenía la sensibilidad a flor de piel y la lágrima fácil, siempre he sido muy llorona, ahora más, pero mis llantos son de emoción , no de pena.
La verdad es que me han liberado de algo que me estaba matando y eso me hace sentir muchísimo mejor.
Las noches en el hospital eran una feria, un día a las tres de la mañana me desperté bruscamente: alguien gritaba de una manara terrorífica pidiendo socorro…
Voy a dejar esta historia en el aire, seguiré en otro momento, ahora quiero dejaros con un gran abrazo desde el mar.
Lola Bertrand

miércoles, 29 de octubre de 2008

COSAS DE SEPTIEMBRE I

Si te acercas hasta aquí quizás no te guste lo que leas o tal vez te ayude en algo…ya veremos…
Nunca pensé escribir sobre este tema pero pienso que esta es una forma tan válida como cualquier otra para comunicarse y - especialmente- desahogarse.
Lo he puesto en rosa porque soy chica y ya se sabe que en España las chicas de rosa y los chicos de azul – al menos en mi época- aunque los que me conocen saben que mi color favorito es el azul pero ese ya lo tengo en otro blog (creo). Bueno ya está bien de marear la perdiz y no ir al grano. Tengo 58 años y a primeros de septiembre me descubrieron un cáncer de Colon -bastante extendido, creo- está claro que ya lo sospechaba bastante antes pero muchos humanos somos así de burros: esperamos hasta el límite a ver si nos curamos por ciencia infusa…
Primera lección que aprendí: LA MEDICINA PREVENTIVA ES IMPRESCINDIBLE Y NECESARIA y más si tienes antecedentes familiares, si este consejo le vale a uno solo ya me vale…
No quiero alargarme en los preliminares, me lo descubrieron rápido, me lo comunicó la médica y yo a mi familia: marido, cinco hijos , nueve hermanos… Creo que es importante ser sincera con los demás y especialmente contigo mismo y también creo en la fuerza del amor sea del signo que sea y la fuente de la que provenga: velas, oraciones, agua bendita- buenas energías, reyki…
Os confieso que ellos se preocuparon y sufrieron mucho más que yo en esos primeros momentos. Me operaron el 12 de Septiembre y entre todos ellos me cuidaron día y noche hasta la asfixia – no quiero que me malinterpretéis, pero había discusiones hasta para quedarse toda la noche velándome-, los encontraba tan desvalidos que me causaban un amor y una ternura infinitas.
Decidí que lo mejor era empezar a valerme por mi misma cuanto antes, de esa forma los liberaría a ellos de responsabilidades, pero es difícil valerte por ti misma con una sonda gástrica y otra para orinar, con los brazos lacerados de pinchazos y con una vía perenne para transfusiones y y una cosa en el cuello – que yo llamaba llavero- que estaba llena de enganches para meterme por vena el goteo y las diversas medicinas…
¡Ah! Se me olvidaba el drenaje a un lado de la barriga y la larga cicatriz –desde el pubis hasta cuatro dedos por encima del ombligo…-
Pero yo soy muy tozuda y cuando me empeño, me empeño…
El nombre del Blog se debe a que también he aprendido que se nace cada día: mañana volveré a nacer y viviré un nuevo y emocionante día…
Seguiré en otro momento, quiero dejaros con la curiosidad y que volváis a visitarme.
Abrazos desde el mar
Lola Bertrand